martes, 4 de marzo de 2008

Interior

Esta muchacha, recuerdo, tenía un nombre en la oscuridad; de ella sólo me queda la sensación del fino labio sonrojado y la canción demodada hundida por el peso del reloj central que cada cuarto de hora solloza...

Pensaba que su explicación acerca de la existencia de los entes materiales deducía la existencia de Dios (nota al borde de la página).

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