Entregué mi cuerpo a la bruma y mi piel nació ciega, muda y paralítica, llena de arrugas, de muerte…
Cicatrizar el cielo fue el sueño que me lanzó a esta travesía, a este renacer.
Despierta, en la noche sin luna, acecho a la oscuridad, en el momento de su llegada rescataré mi cuerpo, mi piel y mi alma podrá habitar mi sexo.
domingo, 20 de abril de 2008
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