Despacio, paso un brazo sobre tu espalda... y luego el otro, jamás los dos al mismo tiempo; afuera, en la calle, la jornada es deficiente y antes se preocupa de reanimar los sueños que los ánimos; dentro, los candelabros de mi cabeza llamean todos tus ensueños. Tomo tu mano y suspiro...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario