domingo, 11 de enero de 2009

Imposibilidades

El corazón y la mente, que para algunos es la prueba más palpable de la existencia de dios, su reflejo más claro, se encuentran en infinita lucha para sumir al hombre en una eternidad intemporal, donde el hombre no cree en lo imposible simplemente porque es imposible (como proponen algunos irracionalistas) ni la negación de tal creencia en virtud de la imposibilidad de lo creído (como sugieren la mayor parte de los racionalistas) sino en la afirmación sin creencia. El hombre afirma sin creer y con esto, como en el principio de los tiempos, irremediablemente crea, pisando el fondo del abismo al explorar la negritud, donde el creer supone alienar la razón en favor del objeto de la fe, que trasciende por su naturaleza, casi mística, a toda razón humana. El escepticismo de la razón y la desesperación del sentimiento conviven, mundanamente, y la desesperación, el nobilísimo, más profundo, más humano y más fecundo estado de ánimo, se enfrenta con el escepticismo racional y se abrazan, nauseabundamente, como hermanos...

1 comentario:

Vidita dijo...

Me encantó esta reflexion y más ahora con el cese al fuego en GAza. La fe puede mover montañas pero tambien hacerlas explotar con una bomba.