Las estrellas del color del champaña se quedan inmóviles; afuera, a gritos, anuncian una cabeza sin cuerpo. Cierro los ojos y en cada rosa creo ver la cabeza cortada, abro los ojos y en cada cuerpo creo ver la rosa rosa, cercenada. La luna se filtra por la ventana y, como cinematógrafo Lumière, proyecta sobre la pálida pared una orgía mecánica de ramas y hojas. En la punta de cada rama hay una estrella...
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