miércoles, 9 de abril de 2008

Miré dentro de mi maleta y estaba llena de sangre...

miré dentro de mi maleta y estaba llena de sangre,
mientras la última ave del día se acurrucaba justo antes del anochecer,

y te miré a los ojos...

y te miré mientras las lágrimas nublaban el cielo, y el suelo,

una lluvia, tan tenue que parecía que cortaba la piel, rociaba con levedad las calles,

y todo se mojaba,

pero ninguno de los dos quiso dejar de ver los ojos del otro.

miré dentro de mi maleta y estaba llena de sangre,
mi camisa también, mis manos también...
y tras de mí un rastro tan carmesí como siniestro me condujo ti,
y tu mirada vacía,
en tu rostro la clemencia implorada seguía dibujada,
y miré mis manos con sorpresa,
y miré aquella ave que fue testigo pero no quiso declarar,
y miré lleno de melancolía tu triste figura,
ya sin vida sobre la cama deshecha.

miré dentro de mi maleta y estaba llena de sangre,
era el rojo más intenso que jamás había visto
y el olor era seco y cortante, casi color marrón,
se combinaba con el perfume de dos flores marchitas
en un florero sucio y sin agua,
mientras tus ojos seguían clavados en mi nuca y en mi alma,
en mi falta de alma.

miré dentro de mi maleta y estaba llena de sangre...

1 comentario:

Tlacuilo dijo...

oye Gaby, que bueno esta este escrito.