viernes, 6 de febrero de 2009

El séptimo día I

El séptimo día ha llegado. Afuera, bajo las luces de los faroles de papel, treinta doncellas entonan antiguos cantos alrededor de una fuente de aguas susurrantes. Con la llegada de la madrugada los naranjos mecen sus hojas al viento y los azahares se desperdigan en un sin fin de direcciones. Intento fijar mi atención en las hojas del gingko, tal como mi antiguo maestro y preceptor me había enseñado, que caen como una fina lluvia, y separar de cada una de ellas la sensación de las demás...
Las luces de los faroles de papel van cediendo el paso a una multitud que grita y me injuria. Liu Chi, ancestro del venidero Liu - Chin, pintor de la dinastía Ming que se hará famoso por sus cuadros de pájaros y flores, también me ha abandonado. Mi soledad es absoluta, pero al fin lo he conseguido. Seis largos días tuvieron que pasar para que yo, Liu An, el hijo del gran Río Amarillo y gobernante del Sinkiang, tuviera la respuesta...

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