martes, 14 de julio de 2009

6

5.
como si de la misma carne el vidrio
el whisky
la cabeza húmeda
esa raíz que guardan los sopores
el vidrio empañado del vapor

La niebla
cortada por el filo de la nariz te busca

luego toser.

las tabernas atoradas en los ojos
no habían sido una luz
probar almenas o almohadas desde donde la cansada veta
de donde ya no
metal alguno brota

de sus piernas no corrió el oro empírico
ni jades ni jadeos

ni circunstantes ni trompetas

nada

creer es una actividad que no conviene
espía de otro tiempo (su caja de Tchaikovski)
sólo las luces de ornato (un óvulo paciente y Falopio)
consigna de herido párvulo
(su olor a leche de lodo)

dormido el labio inferior

infectado

el paso de la amígdala

nada

contaré cómo aprendí a doler sin corromperme
es cosa de ensayarlo al desayuno
ponerle cucharadas como al barco
hundido en la guerra por la honra
(una cuchara puede ser un ancla,
la pesa inmortal que liga el mar a los retablos)

Inglaterra sería un hombre de chistera
cintura adusta

espantapájaros

el té caliente agarrado a la solapa
mancha en lugar de aroma
atrás la tela a quien se aferra
y llega el agua

aprendí a dolerme
en cotidiano

la punción cuando la cama te vomita
y se va, con dignidad, cuando anochece

no es terreno entonces
que después de beberte

a nada huela


6.
lisonja busca su calesa
y la calle se hace honda pared papel moneda
miro los ojos árabes o turcos
que se ahogan por no ceder nostalgia

(eras un tubérculo de noche y la terna
lengüetadas, parménides y roca)

lo flaco de ti son las redadas

el portento

es cuando cantas igual a un buen marica
te empalagas con medias y ligueros
lápiz rojo embutes con las manos
por las mordidas de hombre que te nacen
de un edificio a la inversa
pero marchan

aliados
a ese turbio amanecer encinta
de coles cosechadas en un cuento
miramos las manos terregosas
y una cuerda pende
empinada de tu risa

hubo un tiempo
en que Schariar con tu perfil doblaba mecas
había una alfombra
los mercados se tragaban noches concubinas
en sus tiendas tu caricia de ogro y de doncella

ahora

en algún lugar tu historia, califa, tiene un nombre
la viste otro sultán y la desdoran
eunucos y princesas
que ofrecen los ombligos a la horca
los muslos a la cuerda
los cuellos a la espada


7.
pasaje favorito: temblar como la tierra
que cada cerezo sea fruto caído:
un accidente de vuelcos humanos
vueltos entraña, pisados
dolosos...

rojos tanto que la rojura les destroce los nombres

La idea es dejarse romper por la uña,
atestiguar un mordisco,
el cuerpo paladeado entre las muelas
jugo de belleza inhóspita.

(interminable pasillo de hospital
herida que suena a bachata
siete días para siete dedos)

frutos rojos con su rojura alcoba

cubierta de andaluz
rojísimas las manos que acarician barcos

reservan el ardor para mejores treguas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen contenido. Me gusto bastante. Saluditos

casa de cuervos dijo...

que buena poesía!! mucha fuerza... que buenas imagenes .. las sensaciones que transmite son exactas, precisas...