Los nahuales de mi cabeza
se me esconden
(dentro de ella)
y no abren la puerta
(quiero, no, necesito entrar)
en mi mente
(junto al peso de la existencia)
las grabitas ideas llueven en barrena
mosqueando un banquete...
Y hay distinguidas visitas:
inoculantes extranjeros
presentes a la mesa de sentidos
cerca de mi mente
(en el retrete de invitados)
esculco paraísos artificiales
apeteciendo aquello que he perdido
(¿o me robaron?)
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